Las tareas vinculadas con la misión del CONAECQ de promover el mejoramiento de la calidad en la formación y en el ejercicio de los profesionales de las ciencias químicas, mediante procesos de acreditación de programas académicos de dicha área, son posibles únicamente en un ambiente donde prevalezcan los valores de la libertad y la responsabilidad, la crítica racional, la tolerancia ante lo diverso, la convivencia plural, el diálogo civilizado, el argumento racional, la convicción de que el conocimiento es superior a los prejuicios, y, por encima de todo, el respeto por la persona y su dignidad.
Por otro lado, el trabajo de evaluación está sujeto al control ético de las comunidades académicas y de profesionistas a que están adscritos disciplinariamente, tanto los estudiantes, como los profesores, los investigadores y los especialistas. En este plano son imperativos para todos los miembros de la comunidad: la veracidad, la honorabilidad, la contrastabilidad, la autenticidad, la validez, la originalidad y la probidad.
En este contexto, el presente conjunto de normas de conducta será la guía de las actividades que realicen los miembros del Consejo Nacional de Enseñanza y del Ejercicio Profesional de las de Ciencias Químicas, A.C., así como las personas que ocupen cargos en su Comité Directivo, en el Consejo Consultivo, en las comisiones y los comités técnicos, las instituciones educativas que se acrediten y, en general, los profesionales del área de la Química.
- Usar sus conocimientos, habilidades y capacidades en la mejora del bienestar humano, apoyando un desarrollo sustentable, que tome en cuenta las necesidades de las generaciones futuras.
- Trabajar de manera honesta, digna, responsable, oportuna, cuidadosa y diligente, exclusivamente en áreas de sus competencias y cuando estén impedidos en realizar los trabajos por estas causas, canalizar a los interesados con profesionales competentes.
- Aceptar sólo trabajos cuando cuenten con los elementos científicos, tecnológicos y materiales necesarios para su ejecución.
- Llevar sus actividades a cabo siempre respetando la honra, la vida, la salud, el patrimonio, el medio ambiente, en general, y, en particular, las patentes y los derechos de autor, el bienestar y la seguridad física y jurídica de las personas. Así como tener fines compatibles con los principios de la justicia y la equidad, debiendo caracterizar a sus actos la buena fe.
- Abstenerse de participar en las decisiones que pudieran presentar conflictos de interés.
- Ser imparcial y ajustarse a la realidad al emitir una opinión o juicio en cualquier situación y ante cualquier autoridad o persona.
- Mantener estricta confidencialidad de la información de uso restringido que le sea confiada en relación con la evaluación.
- Dar crédito a los colegas, asesores y subordinados por su intervención en actividades relacionas con las evaluaciones.
- Hacer siempre un esfuerzo razonable para mantenerse actualizado en los avances académicos, científicos y tecnológicos de su campo de acción y mejorar su preparación profesional en lo general, así como apoyar, en la medida de las posibilidades que pudieran tenerse, a sus colegas compañeros y colaboradores en su desarrollo profesional.
- Reconocer que la imagen de la profesión química es un patrimonio de todos los que la ejercen y, en consecuencia, esforzarse para aumentar su prestigio, competencia y dignidad, así como promover responsablemente las vocaciones en esta área del conocimiento.